domingo, 4 de mayo de 2014
DIME DE QUIÉN FUE LA IDEA Y TE DIRÉ DE QUIÉN ES EL MUNDO: EL PARTO
Tener un hijo nunca es fácil
y más cuando se ha esperado toda la vida para ello.
Es cierto, uno imagina su infancia,
floreciente, cautivante, llenando de armonía
todo aquello que es producido por la voz humana.
El crecimiento no es lo difícil.
Eso se da con mucha naturalidad.
La procreación sí,
e involucra, al menos, a dos.
Sin embargo, este sueño ya habitaba en el corazón de un hombre
y se escurría por los laberintos de su mente.
Habría que esperar para hacerlo posible
como sólo se saben esperar esos asuntos
que se cuecen a fuego lento y con toda la paciencia del mundo.
Porque era necesario llenar ese espacio, el más importante,
que ni otra actividad ni otra persona en el universo lo puede llenar.
Y del diálogo entre dos seres humanos cupo la posibilidad.
De la petición de uno de ellos, el milagro de no esperar.
El sonido comenzó a tomar forma
y fueron varios los testigos del nacimiento
de una epifanía sin precedentes.
La creatura abrió los ojos
y por primera vez vio la luz humana.
Pataleó, lloró, como les pasa a todos aquellos
que de idea se van convirtiendo en realidad.
Sobre todo cuando son pensamientos persistentes.
Entonces fue tiempo de celebración, dicha y libertad.
Porque una vida deseada y traída de esta manera
sólo puede ser posible a través de una esperanza tan luminosa
que no es capaz de ocultarse;
de un padre que no sabe darse por vencido,
que ama tanto lo que hace
que da la vida (y el tiempo) por algo que permanecerá
en el alma de todos aquellos que saben escuchar.
¿Cómo le nombraremos?
Esa, esa es otra historia para contar
en una noche serena, de poco brillo y sin luciérnagas.
Mañana habrá que madrugar.
miércoles, 23 de abril de 2014
PRIMERA CARTA: EL DOLOR
(De las cartas a Fidel)
Hay noches obscuras, Fidel, en las que ni una sola luz se asoma en mi rostro.
Debo confesarte que de niña dormía al amparo de una lámpara
para qué la negrura no me engulliera de un bocado.
Pero ahora es diferente: este velo negro que me inunda
me hace aguar mis ojos y florecer todas las dudas que no tuve durante el día.
Y después, el cataclismo, un dolor profundo que viene desde las entrañas
y sube hasta el pecho.
Nunca en mi adolescencia o en mi juventud lo había sentido
y es tan insólito que mis ojos no lo resisten
y van lacerando mis párpados hasta hacer derramar tiernas lágrimas sobre mis mejillas.
Sí, tiernas, Fidel, porque el detonante es el desamor, el olvido y la falta de esperanza.
Tú me has visto y has escuchado este lamento negro, sombrío
que me ha acompañado durante las últimas semanas.
Imaginas el motivo, pero no sabes con certeza la causa de este dolor
y también la causa de sentirme viva.
Pues en el dolor está la evidencia de lo que estamos hechos,
de lo que nos ata a este mundo
y nos mantiene conscientes de nuestra mortalidad.
No sé, amigo, si esto que siento es una bendición por haber amado tanto
o el trágico desenlace de saber que ya nada sucederá.
El sol de invierno no brilla para mi todos los días.
Me ha quitado el presente y promete rayos de sol muy tenues para mañana,
el cual no sé si será para mi.
Sólo las nubes observan mi paso y esconden ese brillo
que encontré alguna vez en un día de julio.
Por si te preguntabas, Fidel, esta es mi respuesta: No lo sé.
Sólo tengo una duda y este dolor acechándome al borde de la cama.
domingo, 15 de diciembre de 2013
PARECE QUE TE DESDIBUJAS, MARÍA
A ratos viene la nostalgia, mi querida María,
mi hermosa María,
y te desdibuja... te desdibujas.
Viene la soledad y te aleja de mí.
Te pierdes entre los grises de mis inseguridades
y te vuelves utopía impredecible.
¡Cómo te explico, mi pequeña,
que en mi pensamiento existes
desde hace varios ayeres!
¡Cómo te hago comprender
que ni siquiera has sido engendrada
pero tu alma ya habita en mi corazón!
Violeta dulce, rocío de la mañana,
mi más colorido día de sol.
Te reflejas en el agua con tus infinitos rulos,
tu carita tierna hace resaltar
esos ojos redondos, castaños
que hacen florecer todo lo que miran.
Tus hoyuelos son mis hoyuelos,
lindos de pronunciados.
Tus manos suaves acarician
cada hoja de árbol
y van entibiando
la superficie de todas las cosas.
Hija mía, resplandeces en el horizonte
y jugueteas en las nubes,
esperando ver llover.
Y así como te pienso, te sueño
entre jardines verdes, fuentes traviesas
y flores de algodón.
Pero hay mañanas como las de hoy
en las que siento que te pierdo.
Si bien no has de nacer para quererme
mi mente ya ha bordado
las mejores ilusiones para ti
y los más grandes compromisos.
Sonríe, María,
y el mundo siempre sonreirá para ti.
Por lo pronto, hoy sólo espero un cielo rojo,
mañana hará buen tiempo,
espero,
para ti y para mi.
lunes, 2 de diciembre de 2013
DE DESEOS ESTÁ LLENO MI ARBOLITO
"De deseo somos...
La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenía manos, pero no tenía a quien tocar. Tenía boca, pero no tenía con quien hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.
Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.
Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.
Siglo XXI. Madrid. 2008".
La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenía manos, pero no tenía a quien tocar. Tenía boca, pero no tenía con quien hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.
Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.
Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.
Siglo XXI. Madrid. 2008".
“El deseo
invade lo que somos. Nos llena. Le pone movimiento a lo que aspiramos. No es
sólo desear por desear. Es anhelar aquello que nos hace bien y aquello que
también le hace bien a los demás, especialmente a los queridos. Ya sea alguna
circunstancia, situación, estado o bien, el deseo acompañado de buena suerte
(ésta definida como lo que se une a favor de nosotros y que no está bajo
nuestro control) sirve como excelente pócima para que, a través de la alquimia
de la vida, sigamos transformando nuestros pensamientos e ilusiones en actos
concretos. No hay mejor regalo que desear aquello que viene sucediendo o lo
nuevo que queremos que pase”.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
DECLARACIÓN DE PAZ
que se ha comido a la tarde
en la pereza de no saber
si es temprano o casi anochece.
Ayer mis lágrimas me sorprendieron
con un matiz nuevo que me he aferrado
a negar, como si ellas
me quisieran salvar de mi misma.
Y en búsqueda de una tregua
y de recuperar esas partes de mi
tan alienadas de mi presente,
me doy cuenta que es tiempo
para perdonarme y para aprender de ti.
Me enseñaste a estar en silencio
cuando un gozo me cubre por completo
y cuando no sientes eso que piensas
como una lúgubre disonancia del corazón.
Me enseñaste a gritar eso
que me inspira en el momento
que me inspira en el momento
y también a indignarme cuando es injusta
una razón que amenaza mis fundamentos.
una razón que amenaza mis fundamentos.
Me enseñaste a alejarme del dolor
por más rota y jodida que me sintiera
pues la mente traiciona
cuando lo que urge es volver a respirar.
Me enseñaste a que la vida me valiera madre
(incluyendo a las personas en ella)
cuando en esos escasos momentos
me sintiera sola y sin suerte.
Me enseñaste a corregir el rumbo
cuando la familia y el trabajo es lo más importante
porque no hay un sólo amor en este mundo
por el que valga la pena desangrarse y morir.
Finalmente, me enseñaste cómo a estar tú sin mi.
martes, 8 de octubre de 2013
SOY FRIDA Y ROTA ESTOY DE TI, DIEGO
Me dueles
tanto, Diego,
en la luna
de octubre,
en la luz
mortecina de las calles,
en el silencio
de la noche.
Si mil veces
me dijiste que me amabas,
y mil veces te
devolví ese amor con mi mirada,
hoy me dejas,
en cama, rota del alma mía
en el frío rincón del mundo.
Tus brochas
en casa se secan
pensando al
igual que yo, que vuelvas,
que un mural
no te robe mis besos
y el
pensamiento no huya hacia tus modelos.
Y es que encontraste
todo el placer permitido,
en ese
monstruoso arte que es el pintar,
ese que ha
sido tu amante ladino
y que me ha
dejado en último lugar.
¿Qué hago,
Diego, con este sórdido vacío en mis manos?
¿Qué hago
con estas paredes suicidas que claman mi alegría?
Cuando vuelves
en sigilo como un ladrón,
y la mañana
te arrebata nuevamente de mis brazos.
Hay días que
me recompongo
y junto
todos esos trozos revueltos en el suelo.
Me recojo, me
armo y ando
como un
esqueleto antiguo deambulando en invierno.
Decías
quererme, prometiste cuidarme,
y esa forma
tuya de amar me está matando.
Yo, tullida,
estéril, seca, escritora artera,
ahora no me
alcanzan las palabras.
Esta tristeza
es infame para contener tus ausencias.
Un lienzo no
basta, una página en blanco tampoco.
Le sonríes
al gato más que a mí.
Y las
estrellas envidiosas acompañan tu descanso.
Te he
llevado siempre en mi destierro,
consolándome
a ciegas,
en esta
soledad perdida
como vereda
que no termina.
No, Diego, no
causarás una más de mis lágrimas,
ni un sólo sollozo
más por ti.
Rota he
estado muchos días de mi existencia,
y rota he
sabido sobrevivir sin ti.
Si te has de
enamorar de mi hermana,
sólo una
cosa te he de pedir,
reviéntame desde
la llaga esta herida
pero no me
dejes más incierta aquí.
Contigo he sabido
colorear mi vida
pero si
tengo que despedirme de ti,
porque se te
escabulle este cariño con el tiempo,
lo haré para
salvarte y para salvarme
antes de que
me empobrezca con la muerte
en el último día de mi último
entierro.
martes, 24 de septiembre de 2013
EN APUESTAS SE ME VA LA VIDA
La distancia se hace grande,
este corazón de a poco se vacía,
apostando lo que no tengo,
apostando lo que me falta.
Y entre apuestas
se me derrama el silencio
y una canción de Violeta Parra.
Porque cuando el extrañarte se me entierra
y la desesperanza se me siembra,
no puedo ver otro camino que el de mi silueta
frágil, sombría, cabizbaja
como ha andado hace ya buen tiempo,
enfrentando lo terrible,
sobreviviendo a cualquier cataclismo,
aceptando mi infortunio
y recibiendo a ese pájaro grande multicolor
que ya no tiene alas para volar.
Sólo me queda apostarte,
apostar tu felicidad a otro sol,
apostar tu sonrisa a otro motivo,
apostar tu silencio a un olvido escondido,
apostar mi muerte para que vuelva relucir tu risa,
tus ganas locas de brillar,
de seguir creciendo,
de seguir trascendiendo en esa chispa de vida
que prende lo que toca,
que sabe estallar en bondad y belleza,
en ese hermoso corazón tuyo
que se mueve armónicamente con tu voz.
Apuesto lo poco de bueno que hay en mí
con tal de que el amor nunca te falte.
Y pago satisfecha, cuidándote,
llevándote a cuentagotas la ternura que poseo
hasta el umbral de mi tumba
para que aún después de muerta,
mi corazón siga hablándote.
Esa apuesta es mi promesa
y es carente de caducidad.
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