martes, 30 de septiembre de 2014

HEMOS DE DARNOS

No es sólo un deseo, una aspiración, una esperanza.
 
Hemos de darnos es una obligación honesta
de eso que nos reencuentra una y otra vez.
Este sentimiento está podrido de sentir,
este pensamiento está arrumbado de tanto pensar.
La expresión de éstos sólo se desahoga
cuando hay un grito que lo inunda todo,
esa exclamación de la necesidad de darnos
en todos los tiempos posibles,
en todos los lugares existentes.
 
Hemos de darnos como obligación
para no perdernos en el sendero del olvido,
para repartir esto tan profundo que somos
y tan secreto que irradiamos.
 
No es fácil,
ni en una relación amorosa,
ni un vínculo fraterno, materno o paterno.
Ni si quiera en la elección sin escrúpulos
de una amistad que acompaña la vida.
 
Sin embargo, se construye, se compromete
y se va formando con el paso del tiempo,
con las circunstancias compartidas
y los lazos estrechos.
 
Hemos de darnos a los cinco,
a los treinta y tres
o inclusive a los ochenta.
Porque siempre permanecerá lo que hemos ofrecido,
como responsabilidades ciegas que nos rondan por la noche
que atemorizan y no nos dejan dormir.
Hemos de darnos, así como algún día
la tierra se dio para vernos nacer.  
 

domingo, 4 de mayo de 2014

DIME DE QUIÉN FUE LA IDEA Y TE DIRÉ DE QUIÉN ES EL MUNDO: EL PARTO



Tener un hijo nunca es fácil
y más cuando se ha esperado toda la vida para ello.
Es cierto, uno imagina su infancia,
floreciente, cautivante, llenando de armonía
todo aquello que es producido por la voz humana.

El crecimiento no es lo difícil.
Eso se da con mucha naturalidad.
La procreación sí,
e involucra, al menos, a dos.
Sin embargo, este sueño ya habitaba en el corazón de un hombre
y se escurría por los laberintos de su mente.

Habría que esperar para hacerlo posible
como sólo se saben esperar esos asuntos
que se cuecen a fuego lento y con toda la paciencia del mundo.
Porque era necesario llenar ese espacio, el más importante,
que ni otra actividad ni otra persona en el universo lo puede llenar.

Y del diálogo entre dos seres humanos cupo la posibilidad.
De la petición de uno de ellos, el milagro de no esperar.
El sonido comenzó a tomar forma 
y fueron varios los testigos del nacimiento
de una epifanía sin precedentes.

La creatura abrió los ojos
y por primera vez vio la luz humana.
Pataleó, lloró, como les pasa a todos aquellos
que de idea se van convirtiendo en realidad.
Sobre todo cuando son pensamientos persistentes.

Entonces fue tiempo de celebración, dicha y libertad.
Porque una vida deseada y traída de esta manera 
sólo puede ser posible a través de una esperanza tan luminosa
que no es capaz de ocultarse;
de un padre que no sabe darse por vencido,
que ama tanto lo que hace
que da la vida (y el tiempo) por algo que permanecerá
en el alma de todos aquellos que saben escuchar.

¿Cómo le nombraremos?
Esa, esa es otra historia para contar
en una noche serena, de poco brillo y sin luciérnagas.
Mañana habrá que madrugar.

miércoles, 23 de abril de 2014

PRIMERA CARTA: EL DOLOR

(De las cartas a Fidel)

Hay noches obscuras, Fidel, en las que ni una sola luz se asoma en mi rostro.
Debo confesarte que de niña dormía al amparo de una lámpara 
para qué la negrura no me engulliera de un bocado.
Pero ahora es diferente: este velo negro que me inunda 
me hace aguar mis ojos y florecer todas las dudas que no tuve durante el día.
Y después, el cataclismo, un dolor profundo que viene desde las entrañas
y sube hasta el pecho.
Nunca en mi adolescencia o en mi juventud lo había sentido
y es tan insólito que mis ojos no lo resisten 
y van lacerando mis párpados hasta hacer derramar tiernas lágrimas sobre mis mejillas.
Sí, tiernas, Fidel, porque el detonante es el desamor, el olvido y la falta de esperanza.
Tú me has visto y has escuchado este lamento negro, sombrío 
que me ha acompañado durante las últimas semanas.
Imaginas el motivo, pero no sabes con certeza la causa de este dolor
y también la causa de sentirme viva. 
Pues en el dolor está la evidencia de lo que estamos hechos,
de lo que nos ata a este mundo 
y nos mantiene conscientes de nuestra mortalidad.
No sé, amigo, si esto que siento es una bendición por haber amado tanto
o el trágico desenlace de saber que ya nada sucederá.
El sol de invierno no brilla para mi todos los días.
Me ha quitado el presente y promete rayos de sol muy tenues para mañana,
el cual no sé si será para mi.
Sólo las nubes observan mi paso y esconden ese brillo
que encontré alguna vez en un día de julio.
Por si te preguntabas, Fidel, esta es mi respuesta: No lo sé.
Sólo tengo una duda y este dolor acechándome al borde de la cama.

domingo, 15 de diciembre de 2013

PARECE QUE TE DESDIBUJAS, MARÍA














A ratos viene la nostalgia, mi querida María,
mi hermosa María,
y te desdibuja... te desdibujas.
Viene la soledad y te aleja de mí.
Te pierdes entre los grises de mis inseguridades
y te vuelves utopía impredecible.

¡Cómo te explico, mi pequeña,
que en mi pensamiento existes
desde hace varios ayeres!
¡Cómo te hago comprender
que ni siquiera has sido engendrada
pero tu alma ya habita en mi corazón!

Violeta dulce, rocío de la mañana,
mi más colorido día de sol.
Te reflejas en el agua con tus infinitos rulos,
tu carita tierna hace resaltar
esos ojos redondos, castaños
que hacen florecer todo lo que miran.

Tus hoyuelos son mis hoyuelos,
lindos de pronunciados.
Tus manos suaves acarician 
cada hoja de árbol
y van entibiando 
la superficie de todas las cosas.

Hija mía, resplandeces en el horizonte
y jugueteas en las nubes,
esperando ver llover.
Y así como te pienso, te sueño
entre jardines verdes, fuentes traviesas
y flores de algodón.

Pero hay mañanas como las de hoy
en las que siento que te pierdo.
Si bien no has de nacer para quererme
mi mente ya ha bordado 
las mejores ilusiones para ti
y los más grandes compromisos.

Sonríe, María, 
y el mundo siempre sonreirá para ti.
Por lo pronto, hoy sólo espero un cielo rojo,
mañana hará buen tiempo,
espero,
 para ti y para mi.

lunes, 2 de diciembre de 2013

DE DESEOS ESTÁ LLENO MI ARBOLITO

"De deseo somos...

La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenía manos, pero no tenía a quien tocar. Tenía boca, pero no tenía con quien hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.
Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.


Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.
Siglo XXI. Madrid. 2008".



“El deseo invade lo que somos. Nos llena. Le pone movimiento a lo que aspiramos. No es sólo desear por desear. Es anhelar aquello que nos hace bien y aquello que también le hace bien a los demás, especialmente a los queridos. Ya sea alguna circunstancia, situación, estado o bien, el deseo acompañado de buena suerte (ésta definida como lo que se une a favor de nosotros y que no está bajo nuestro control) sirve como excelente pócima para que, a través de la alquimia de la vida, sigamos transformando nuestros pensamientos e ilusiones en actos concretos. No hay mejor regalo que desear aquello que viene sucediendo o lo nuevo que queremos que pase”. 




















miércoles, 27 de noviembre de 2013

DECLARACIÓN DE PAZ



Hace frío en esta mañana
que se ha comido a la tarde
en la pereza de no saber
si es temprano o casi anochece.

Ayer mis lágrimas me sorprendieron
con un matiz nuevo que me he aferrado
a negar, como si ellas 
me quisieran salvar de mi misma.

Y en búsqueda de una tregua 
y de recuperar esas partes de mi
tan alienadas de mi presente,
me doy cuenta que es tiempo 
para perdonarme y para aprender de ti.

Me enseñaste a estar en silencio 
cuando un gozo me cubre por completo
y cuando no sientes eso que piensas
como una lúgubre disonancia del corazón.

Me enseñaste a gritar eso 
que me inspira en el momento
y también a indignarme cuando es injusta
 una razón que amenaza mis fundamentos.

Me enseñaste a alejarme del dolor 
por más rota y jodida que me sintiera
pues la mente traiciona
cuando lo que urge es volver a respirar.

Me enseñaste a que la vida me valiera madre 
(incluyendo a las personas en ella) 
cuando en esos escasos momentos
me sintiera sola y sin suerte.

Me enseñaste a corregir el rumbo
cuando la familia y el trabajo es lo más importante
porque no hay un sólo amor en este mundo
por el que valga la pena desangrarse y morir.

Finalmente, me enseñaste cómo a estar tú sin mi.

martes, 8 de octubre de 2013

SOY FRIDA Y ROTA ESTOY DE TI, DIEGO


Me dueles tanto, Diego,
en la luna de octubre,
en la luz mortecina de las calles,
en el silencio de la noche.

Si mil veces me dijiste que me amabas,
y mil veces te devolví ese amor con mi mirada,
hoy me dejas, en cama, rota del alma mía
en el frío rincón del mundo.

Tus brochas en casa se secan
pensando al igual que yo, que vuelvas,
que un mural no te robe mis besos
y el pensamiento no huya hacia tus modelos.

Y es que encontraste todo el placer permitido,
en ese monstruoso  arte que es el pintar,
ese que ha sido tu amante ladino
y que me ha dejado en último lugar.

¿Qué hago, Diego, con este sórdido vacío en mis manos?
¿Qué hago con estas paredes suicidas que claman mi alegría?
Cuando vuelves en sigilo como un ladrón,
y la mañana te arrebata nuevamente de mis brazos.

Hay días que me recompongo
y junto todos esos trozos revueltos en el suelo.
Me recojo, me armo y ando
como un esqueleto antiguo deambulando en invierno.

Decías quererme, prometiste cuidarme,
y esa forma tuya de amar me está matando.
Yo, tullida, estéril, seca, escritora artera,
ahora no me alcanzan las palabras.

Esta tristeza es infame para contener tus ausencias.
Un lienzo no basta, una página en blanco tampoco.
Le sonríes al gato más que a mí.
Y las estrellas envidiosas acompañan tu descanso.

Te he llevado siempre en mi destierro,
consolándome a ciegas,
en esta soledad perdida
como vereda que no termina.

No, Diego, no causarás una más de mis lágrimas,
ni un sólo sollozo más por ti.
Rota he estado muchos días de mi existencia,
y rota he sabido sobrevivir sin ti.

Si te has de enamorar de mi hermana,
sólo una cosa te he de pedir,
reviéntame desde la llaga esta herida
pero no me dejes más incierta aquí.

Contigo he sabido colorear mi vida
pero si tengo que despedirme de ti,
porque se te escabulle este cariño con el tiempo,
lo haré para salvarte y para salvarme
antes de que me empobrezca con la muerte

en el último día de mi último entierro.