La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenía manos, pero no tenía a quien tocar. Tenía boca, pero no tenía con quien hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.
Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.
Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.
Siglo XXI. Madrid. 2008".
“El deseo
invade lo que somos. Nos llena. Le pone movimiento a lo que aspiramos. No es
sólo desear por desear. Es anhelar aquello que nos hace bien y aquello que
también le hace bien a los demás, especialmente a los queridos. Ya sea alguna
circunstancia, situación, estado o bien, el deseo acompañado de buena suerte
(ésta definida como lo que se une a favor de nosotros y que no está bajo
nuestro control) sirve como excelente pócima para que, a través de la alquimia
de la vida, sigamos transformando nuestros pensamientos e ilusiones en actos
concretos. No hay mejor regalo que desear aquello que viene sucediendo o lo
nuevo que queremos que pase”.
que bello emana felicidades me complace ser parte de tu arbolito de buenos deseos y que nos consideres parte de tu vida
ResponderEliminarEmanita hermosa, gracias por tu mensaje y por supuesto que eres parte de esos buenos deseos que quiero para todas las personas que iluminan mi vida. Abrazo.
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