sábado, 29 de junio de 2013

DESESPERO

Y así se fue adentrando en mis arterias, 
en esos huecos del cuerpo que usted sabe, que todos tenemos... 

Y así fue haciéndome sentir dueña de sus palabras, 
cuando en verdad he sido una simple ladrona de su tiempo, 
de su espacio, de sus palabras más dulces y obscuras, 
pues es en la noche, en su noche, 
donde se gestó semejante pensamiento por usted y de usted... 

Y el corazón palpita más rápido cuando dice, 
cuando imagino su sonrisa leyéndome, 
imaginando una pronta y deliciosa respuesta 
que saldrá de sus manos fuertes y fugaces... 

Que le quiero, caballero, 
y rabio de envidia 
cuando pienso que su ciudad lo tiene acunado 
entre sus lugares y no yo... 

Que quisiera envolverme en sus versos 
y ser por siempre y para siempre 
esa espina clavada eterna que se entierre en su corazón.


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