jueves, 16 de mayo de 2013
A MI HERMANITO MENOR
Sí, la risa tú me la contagias,
como si fueras un maestro del disfraz,
tu atuendo es el castellano
y tus acentos, entonaciones, palabrejas
y demás modismos
son accesorios que me acompañan.
Entonces comienzas la función
y se convierte en magia
y trasciende los muros de tu casa.
Sí hermanito, contigo aprendí
lo que se sentía volver a escuchar,
a despegar toda una combinación
de estímulos sonoros
para provocarme la mejor de las sonrisas.
Mejor regalo no pude haber tenido
de un hermanito menor.
Y saberte entusiasmado,
ilusionado por tu diario acontecer.
En ocasiones deslumbrado
por pedacitos pequeños de mi país
y muy consciente de lo que quieres
hacer por el tuyo
desde tu muy personal elección.
Carnalito, a veces quisiera
que tu voz fuera mi voz,
relampagueante,
con ese costal de sueños
que llevas tras tus espaldas,
que yo varios días llego a perder
por el trabajo, preocupaciones
y por mi ser adulto.
No me queda más que agradecerte
el seguir acompañándome
en este mundo de luces y muchos ruidos,
en el cual yo puedo identificar
tu esperanza más alegre,
porque muy en el fondo se
que me recuerdas tanto a mí
cuando era yo.
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