viernes, 3 de mayo de 2013
USTED
Dígame, ¿dónde termina el usted?
¿dónde iniciaste tú?
Pues mi mejor medicina ha sido usted,
desde ayer, desde hoy y desde siempre.
Cada vez que endulza el aire
con sus notas y su risa
y su sonrisa cotidiana.
Ahí donde el tiempo se detiene
y las estrellas se vuelven más claras;
ahí donde me persiguen
sus invisible brazos de sol.
Y si me busca, ahí estaré,
en cada mañana me encontrará,
aunque mi pequeñez me avergüence
y me impida tocar su mano,
abrazar su espalda
y saber que detrás de sus cristales
me mira y me sabe perdonar.
Estaré ahí,
esperando que usted
siempre me permita regresar.
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