En tus manos, mi sonrisa eterna,
y así compartimos el tiempo, jugando,
tus ojos dos alegres estrellas
que no me dejan de estar observando.
Con ganas de tocar tu risa
de contagiarme de tu esencia tan humana,
de ser la brisa nueva y el rojo amanecer
que acompañe los diferentes mares que quieras recorrer.
Podría confundir los caminos
e ilusionarme con un loco amor febril,
sólo se que te quiero, que te quiero y que te quiero
y que cien veces lo volvería a repetir.
Tu sinceridad lo más llamativo,
tu vida un enorme regalo,
eres el osito de felpa,
que en las noches se encuentra a mi lado.
Comprender hasta en el silencio,
seguirte hasta el mismo infierno,
confiarte mi amor entero,
aunque simplemente seas por el momento
el compañero de mi reducido universo.
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