lunes, 22 de abril de 2013

DE LOS AMORES CLANDESTINOS

Vienen bajando de la montaña
resbalando por las tiernas hojas.
Han pasado la noche en vela
observándose uno a otro,
encantados por el cristalino brillo
que los recubre.

Son fugitivos de la mañana
y fóbicos a la luz del sol.
Temen que un día su calor los consuma
y se evaporen hacia el infinito,
sin color.

Son melancólicos por su pasado
pero se mantienen esperanzados por su presente,
uno que es capaz de hacerlos
latir en un sólo corazón,
el cual es capaz de desaparecer
hacia la nada, hacia ese destierro,
ordenado por aquellos que
no comprenden la razón de su existir.

Ya despertarán empalagados,
deseosos por otra noche de amor,
dándose cuenta de que el único motor en su vida
es la canción escondida que los mantiene
completos, envueltos en nubes de algodón.


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