Imaginas que abres una caja de regalo
y encuentras un rosario de recuerdos
que van desde los más difíciles y tristes
hasta aquellos que encienden tu mirada
y te han dar una vuelta por el cielo.
Imagina que el ayer se hace presente
con la promesa de que mañana
habrá para ti un mejor,
depurado y reluciente porvenir.
Imagina que están grabados
en las paredes de esa cajita
cada uno de los rostros
que te han acompañado toda tu vida,
los que más amas, los que más admiras,
con los que sueñas
y los que han hecho hasta el día de hoy
ser lo que eres.
Ya tienes ahora mucho que imaginar
y mucho que colorear con tu sonrisa.
Y en este día, este preciso día,
sólo falta una cosa.
Que abras los ojos y descubras
que ese regalo no sólo está en tu mente,
sino también en tu corazón.
Prepárate porque de hoy en adelante
eso que imaginas,
ya es una realidad.
Basta con asomarte en los ojos de aquellos
que han sido parte de ti
y celébralos
como el día en que exististe por primera vez.
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